lunes, 15 de septiembre de 2014

Orbes: la magia de la realidad


A veces me encuentro con que internet alimenta cierto tipo de mitos urbanos (y recalco lo de urbanos), al punto de volverlos verdaderos zombies que vuelven de la muerte, para atormentarnos con datos que pretenden ser veraces pero no hacen más que confundir al lector ávido de explicaciones mágicas para eventos normales.

Este es el caso de los llamados “Orbs” u “Orbes” de fotografías. Minutos atrás encontraba una publicación que se despacha con varias aseveraciones que rayan el delirio hecho y derecho. Desde la afirmación de que son seres vivos (con algún fin divino) hasta la bizarra idea de que según su color pueden llegar a ser “pequeños agujeros negros” capaces de devorar un planeta u objetos “radiactivos” y peligrosos. En todos los casos, el imaginario popular-holístico, inventa —porque no aplica otra palabra— una historia que bien podría incluirse en una de mis novelas o relatos de ciencia ficción. En algún momento, de hecho, he pensado en incluirlos… pero supondría alimentar a los mismos que quieren ganar unos minutos de atención con desvaríos como los que acabo de exponer.

Lo peor, veo, es que deforman datos científicos, como experimentos de mecánica cuántica o datos extraídos del acelerador de hadrones, para intentar —de una manera casi perniciosa— dar validez a afirmaciones que solo pueden provenir de una persona muy confundida o que pretende confundir al resto.

Y digo esto, porque de todos los “misterios” que nos rodean, el de los “Orbs” de fotografías resulta ser prácticamente inexistente, irreal y, desde mi punto de vista, innecesario. Como veremos a continuación, la aparición de estos círculos en nuestras fotografías no es más que la acción del flash de las cámaras sobre partículas de polvo o humedad en suspensión.

¿ES UN EXTRATERRESTRE? ¿ES UN ANGEL? ¿ES UN POCO DE TIERRA?

La realidad dicta que CASI todos aquellos “extraños círculos pequeños y aparentemente luminosos” que vemos en ciertas fotografías, son simplemente partículas de polvo y/o humedad en suspensión, delante de la lente de la cámara.

Para explicarlo de una manera simple: una cámara saca fotografías de lo que “ve”. Para que una cámara vea, como el ojo humano, necesita de luz. En este punto, podemos decir que una fotografía es la interpretación de los impulsos lumínicos que el ojo de la cámara recibe al momento de realizarla. Así, el flash, utilizado para iluminar y permitir que ese “ojo” vea, rebota en lo que tiene delante y así como el rostro de la Tía Tota aparece desfigurado en alguna toma familiar, los defectos que muchos terminan llamando Orbs no son más que aberraciones, reflejos en partículas de polvo y humedad que se mantienen en suspensión delante de la cámara.

Otro de los mitos de los Orbs dice que solo son captados por cámaras digitales porque “las entidades tienen la capacidad de imprimir su presencia en el aparato electrónico”. Pues que no solo suena como una reflexión volada, sino que cualquier fotógrafo que utilice cámaras analógicas puede decir que también salen estos Orbs en las viejas películas de rollo.



EN DEFINITIVA:

Los Orbs de los que hablamos son PARTICULAS EN SUSPENSION. Polvo, humedad, polen y todo aquello que pueda mantenerse suspendido en el aire por un rato. Entre los tipos de partículas que encontramos podemos también citar a las carbonosas, tanto finas como gruesas, que son emitidas con los gases de escape de vehículos, en especial de los que funcionan con diésel. Otro tipo de importantes partículas finas suspendidas en la atmósfera está constituido dominantemente por compuestos inorgánicos de azufre y de nitrógeno.

Una manera simple de ver estas partículas es al atardecer, a contraluz del sol o en la noche, con una linterna potente enfocando adelante. Simplemente verás cómo las partículas hacen su recorrido sin importar cuanto elemento holístico se les atache.

EL CINCO POR CIENTO

Claro que este breve artículo no pretende dar por tierra a los “otros” Orbs o esferas que suelen quitar el sueño a desprevenidos e investigadores de casos que escapan a la norma. Y hablamos de solo el cinco por ciento (o menos) de las denuncias y/o evidencias encontradas, sobre todo, en la web.
En la provincia de La Pampa, investigaciones relacionadas a esferas luminosas, dieron como resultado que los habitantes rurales de la zona restan importancia a sus apariciones por el simple hecho de formar parte de lo cotidiano. “Incluso les dan nombres o las clasifican por el color”, dice Oscar Quique Mario sobre lo que ha podido recoger en treinta años de testimonios sobre verdaderas las “bolas de luz” que surcan los espinosos montes de Calden. No solo eso, en una de sus constantes vigilias en el mítico paraje “La Araña”, dice haber visto una “pelota que flotaba siguiendo la ruta”.

Estos casos, así como las fotografías tomadas a objetos que poseen luz propia (obviamente sin flash), forman parte del reducido porcentaje de realidades entre los delirios. Y con este cinco por ciento, pienso, igual tenemos misterios para rato.

Fernando Silva Hildebrandt 

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